Todos sabemos que los gatos no son amigos del frío. Antes de adueñarse de nuestros sofás, solían vivir en zonas desérticas como las de África, Arabia o Egipto. Así que van a necesitar algo más que su pelo para seguir calentitos a medida que bajen las temperaturas este invierno.
Es importante prestarles atención y adaptarse a sus necesidades. Al ser orgullosos por naturaleza, los felinos nos lo ponen difícil para saber si están a gusto. Tienes que ser tú quien compruebe si el animal tiene las patas, las orejas o la cola frías, porque estas son las primeras señales de que ha llegado el invierno. Otra pista: si se sienta cerca del radiador o si quiere más mimos de lo habitual, probablemente tenga frío.
Lo mejor es que tu gato se quede dentro de casa el mayor tiempo posible durante los meses de invierno.
Enciende la calefacción. Su temperatura corporal debería rondar los 38 ºC, y los lugares perfectos para ellos son los que tienen una temperatura de entre 20 ºC y 25 ºC.
Si esto es demasiado para ti, una buena solución es ponerle una almohadilla térmica que sea segura para mascotas y mover su cama del suelo a otro lugar. Una alternativa más económica es buscarle un lugar más cálido, como, por ejemplo, un alféizar que reciba luz solar y en el que no haya corrientes de aire.
Al igual que las personas, los gatos queman más calorías y tienen mayor apetito cuando hace frío. Puedes probar a darle un poco más de comida en invierno y algo menos en verano para compensar.
Por último, la manera más divertida de mantenerlo calentito en invierno es jugar con él. Aparte de pasárselo bien y pasar tiempo contigo, los juegos le servirán para mantener a raya la obesidad. Échale un vistazo a estos juegos y ejercicios para gatos si necesitas inspirarte.